domingo, 4 de noviembre de 2018

Corazones y Planetas


Escuchando a Un Planeta.

Decidí escucharlo por primera vez dentro de El Tanque, el tercer sábado del Festival Keroxen de 2018. Ya había llegado a mis ojos su nombre y su proyecto un año antes a través de caminos que en aquel entonces me era muy difícil transitar por estar llenos de recuerdos. Pero ésa es mi historia y la de Un Planeta es solo suya. 

Encuentro pedazos de mí en este proyecto, aún sin haberme acercado nunca. Siento que me colé en el imaginario a través de las palabras de otra persona y que algunas de mis ideas han llegado a buen puerto. Ésta una reflexión interior que no es del todo objetiva, que no tiene manera de contrastar datos y que probablemente tenga más que ver con mi propio ego y algo de intuición, pero encuentro verdad en ella. 

Un Planeta. Un hombre y su guitarra. Un hombre que mira más las cuerdas y a sí mismo que al público, o eso me parece al principio. Se apoya en las miradas de su equipo y en sus zapatos. Enormes zapatos que lo mantienen con los pies en el suelo aunque sus palabras lo eleven lejos. Zapatos-ancla para el arrullo continuo del cuerpo mientras canta. La mirada es lo de menos ahora, lo de más es el conjunto de sensaciones. 

Tengo familia entre sus afines, una familia lejana con la que me encuentro ocasionalmente, estrellas comunes con las que no supe hacer constelación pero con las que habito, al fin y al cabo, el mismo cielo diverso.

Cuando me senté en primera fila, en el punto de escucha entre la reverberación y la distorsión, tenía asumidas las lágrimas que iba a derramar, iba dispuesta a vaciarme sin importarme nada, me enfrentaba a mis recuerdos y la idea de tropezar con palabras que me situaran de nuevo en el origen del dolor. Palabras que me recordarían la propia invisibilidad. En cambio, lo que sucedió fue todo lo contrario. La atmósfera densa de los sonidos y la gravedad de su voz me fue colocando más cerca de la trascendencia que de las lágrimas, me fue derritiendo por dentro canción tras canción. Una vibración honda cerró parte de la herida que estoy cuidando. 

Tengo un corazón flexible y único, un corazón-planeta también. Es un corazón superviviente que a pesar de haber sido roto varias veces, se empeña en mantener intacta su capacidad de amar y la facilidad para conmoverse. 

Esa noche, mientras los sonidos viajaban por el espacio y me golpeaban el pecho, elegí la trascendencia en lugar de las lágrimas, se me ocurrió pensar que toda historia, por dolorosa que sea, alumbra consecuencias impredecibles para otras personas. La desición que me alejó de una vida y evitó que una tercera persona estuviera en ese lugar del universo, dio la oportunidad a Alberto y ahora escuchamos este repertorio de causalidades profundas y hermosas. 

Empiezo a aprender que esto es de verdad el Amor. Saberse presente en algo que nadie más entiende y encontrar la calma para transformar el pasado en un camino que te lleva a otra perspectiva de la historia. Es sorprender con un beso en la mejilla a un desconocido sin que sepa lo que pasea de mí en sus acordes. Es cruzar una mirada líquida e infinita a sabiendas de que no existes para una parte del mundo. Y por encima de todo, agradecer que algo negativo sirva para dar paso a la belleza. 

La isla es un microcosmos de estrellas y planetas que se van alineando conforme pasan los años, a veces miramos desde dentro y a veces miramos desde la orilla. 20 años es tiempo suficiente para construir un país propio. Le deseo a Un Planeta que se deje invadir y repoblar por el amor, ahora viaja con muy buenos compañerxs de aventuras y si vinieran curvas de nuevo, o cambios de dirección, que sepa que con los pies tan bien colocados durante el balanceo, nada puede salir mal. 

Gracias por ayudarme a perdonar con cada acorde y cada palabra. Era necesario para volver a brillar.

martes, 23 de octubre de 2018

Cien amantes


Escuché una vez en la radio:

[...] una convicción
es una intuición calcificada,
un fósil [...]


Tengo cien amantes
que son
como cien calles sin salida

No quise evitar transitarles
a pesar de saber
que no me llevarían
a ningún lado

Tengo cien amantes
que me han hecho
cien heridas

Cien amantes
cien noches
más de cien besos
y entremedio
la propia valentía

Estoy convencida
de la futilidad de sus besos
y de que ya no late mi piel
en sus deseos

Me quedo
con la intuición
y la osadía,
con mis cien amantes
y mis calles sin salida

El camino lo hago
lamiéndome las heridas
y esos cien amantes
son, al fin y al cabo,
algunas
de las historia de mi vida.

A. M.





domingo, 14 de octubre de 2018

Nosotres / Weer. Experiencia travesti*

Mayo 2018. Proyecto Persons
Inauguración NOSOTRES / WEER en Don't Panic


* Entre diciembre de 2018 y enero de 2019, volverán a exhibirse las ilustraciones en Candelaria, en el Restaurante WAKANDA, Av. Maritima, 29 · Candelaria, Santa Cruz de Tenerife.

La exposición NOSOTRES estuvo del 6 a 27 de octubre en la tienda Don´t Panic de La Laguna, Tenerife. En calle Tabares de Cala, 15

Este texto está escrito tras la primera inauguración:

Llevo un tiempo esforzándome en cambiar la forma en la que miro a las personas. Quiero romper la manera en la que miro y construyo a lxs demás.

Hoy quise acompañar la inauguración de dibujos "Nosotres"/"Weer" con una experiencia personal: adopté una imagen masculinizada con los recursos que tenía en casa antes de salir, no fue exactamente un travestismo dragking pero sí tuve la intención de cambiar mi apariencia y mi actitud. Lo hice gracias a algunos recursos aprendidos en mi relación con personas familiarizadas en pensar sobre género, performatividad y arte.
Escogí ropa del armario que me pareció "menos femenina", tenis, camiseta y un pantalón negro. Me peiné con gomina con el pelo hacia detrás y la raya a un lado. Me hice un pene con tela metida en un condón y unos calcetines.
Sin pendientes, sin maquillaje, sin adornos.

Aquí están algunos pensamientos y sensaciones que tuve desde que salí de mi casa hasta que volví; conducir, ir al supermercado, inaugurar la exposición, ir a comer, caminar por la calle...
Es incómodo sentarme a conducir con algo entre las piernas.

El hombre que cuida el aparcamiento donde siempre llego, hoy no me sonríe, se queda serio y me saluda.

Camino raro y sé que llevar "paquete" hace que me mueva de forma diferente.
Pienso en adoptar actitudes masculinas y me empiezo a sentir en un limbo. No soy yo y tampoco me sale ser otro.

Algunas personas que entran a la tienda donde es la exposición me miran con incomodidad, aunque solamente dos o tres, se me ocurre que no hay nada en mí que les interese.

Cuando estoy presentando la exposición subida a un taburete tocándome el paquete y las tetas, hablando de la necesidad que tenemos de identificar el género de las personas con las que nos cruzamos, se da la casualidad de que pasa por delante de la puerta un sacerdote que se detiene y me mira. Nos miramos un segundo y sigue. Se me ocurre que tampoco le intereso a él.

Las tres fotos que publico en instagram de un corte de mis bragas con el falso pene son censuradas a los cinco minutos y recibo una advertencia de la plataforma sobre contenido no adecuado y pornografía y la amenaza de cancelar temporalmente mi cuenta si reincido. Luego entiendo que si esto ha sucedido es porque alguien lo habrá denunciado. Las tres fotos de tres publicaciones. Pienso en algunos seguidores que son menores de edad, pienso en algunos amigxs de mis hijxs que me siguen y en sus familias, también pienso en personas que quizás me envidien o que no quieren que se me vea de otra manera. Luego pienso que pienso demasiado y opto por enseñar las fotos a quienes están en la inauguración.

Las fotos crean debate, al parecer, son demasiado realistas y perturbadoras y entonces, alguien enseña perfiles de hombres gay cuyos paquetes son bastante más explícitos que el mío. A ellos no los denuncian. Hay menores que acceden a la pornografía sin que haya nadie que denuncie esos contenidos. Tampoco podemos denunciar ni censurar los anuncios explícitos que saltan de repente en internet mientras buscamos películas o recetas de cocina. Tampoco molestan las tetas de los anuncios por palabras del periódico.

Estar toda la tarde con el pene falso me resulta incómodo, me da calor y me pica. Me dice un amigo que llevar calzoncillos ayudaría porque en las bragas no hay espacio.

Otro amigo me pregunta si puede tocar. Y le dejo, claro. No siento nada pero imagino de todo.
Hay quien me mira sin detenerse en lo que ve, me mira a los ojos y ya.
Hay quien me mira de reojo y recuerdo a una persona transexual que me dijo no hace mucho tiempo que probara a decir que yo era transexual  y observara las miradas. Algunas miradas duelen, de verdad que sí.

Los dibujos no llaman mucho la atención, no son hermosos ni llamativos, no creo que sean imágenes para poner en cualquier salón. Sin embargo, entre los dibujos y mi travestismo encuentro la conexión que necesito para sentir que lo que estoy haciendo significa algo muy potente en mi crecimiento. Se me ocurre que quizá sea la primera vez que hago arte.

De repente me da miedo, siento que ya no tengo identidad. Me veo en el video y no me reconozco. Por una parte, mi cuerpo con mis 15 kilos que considero de más, y por otra, una presencia que no me representa. ¿Y si ya no le gusto a nadie después de exponerme así? ¿Y si me etiquetan de rara y no recupero mi imagen? Siento una empatía a borbotones con las personas que no acaban de sentirse cómodas en su género y me dan ganas de llorar y salir corriendo a esconderme. En lugar de eso, vamos a comer a una terraza en la calle.

Lo siguiente que me pasa es que durante el paseo, ese andar coqueto, habitual en quien va cruzando miradas con (hombres, en mi caso) buscando la aprobación o el "megusteo" callejero, esa forma de, digamos, ligar sin ligar pero ligando, de repente, deja de existir. No consigo cruzar la mirada con ningún hombre, creo que no les intereso. En cambio, tres mujeres sí me han mirado y diría que les gusté. Cuando lo comento con mis amigxs, uno de ellos, me dice que en realidad tengo más aspecto de bollo que de hombre y que le parezco que como bollo soy muy ligable.

El camarero de entrada me mira las tetas y el paquete un par de veces y luego cambia su actitud y me toma el pedido soltando un ¡gracias guapa! al irse. Creo que no me juzga ni le intereso más allá de que soy clientx.

Me pregunto cuánto habrá de auto sugestión en todo lo que me parece y cuánto habrá de verdad en lo que percibo. No me resulta divertido seguir con esto y pienso que los hombres vestidos de mujer en Carnaval se lo pasan mejor que las mujeres vestidas de hombre durante la fiesta.

A las cinco de la tarde ya estoy muy cansada y con ganas de llorar. Me pica la entrepierna y me da corte tocármela en público o recolocar el calcetín. Me siento fea y me sorprendo en el acto de coger la barra de labios para retocarme porque eso me hace sentir más guapa habitualmente.
Reflexiono en como dependo de pintarme los labios para sentirme más guapa.

Finalmente decido irme a casa para acabar con la experiencia. Estoy agotada mentalmente y con la sensación de que nadie va a quererme nunca más porque he traspasado una barrera de ridiculez y además la hice pública.

A lo mejor he dañado mi imagen como artista con esta chorrada. Me asaltan mil dudas y regreso a casa llorando mientras conduzco. Tengo la terrible sensación de haber estropeado algo. Permanezco muy atenta a lo que estoy sintiendo y se me ocurre que debe ser terrible vivir esto de verdad y constantemente. Soy consciente de que se requiere valor para hacer esto. Para llevarlo a cabo y exponerse. Se requiere valor y apoyo para vivir en un mundo que no te quiere.

En este punto me empodero, al fin y al cabo lo hice. Ya lo hice. Me vieron algunxs vecinxs del edificio, me vieron en la calle, mis amigxs me han tratado con respeto y cariño, me atrevería a decir que casi he ligado y sobre todo, he transitado por un lugar de mí misma que hasta ahora no conocía.
Tengo muchas ganas de maquillarme y sentirme femenina, de dejarme crecer el pelo y de adelgazar, de estar buena. Pero puedo entender la trampa de mi miedo a no ser aceptada y "megusteada". Woaaa, estoy maravillada de mi capacidad de sentir y pensar. Y encantada con esta nueva capacidad de dejarme mirar.

A todo esto le añado la edad, mi condición de madre, de divorciada, de mujer maltratada, de gorda y de mujer. Y todo eso lo equilibro con mi condición de artista, de valiente, de resiliente, de creadora, de currante, de sensualidad y sexualidad, de libertad y de mujer.

Voy a seguir entrenándome en cuidar la mirada para que al mirar otros cuerpos, estos se construyan libres y sin juicios.

Gracias a las personas que han despertado estas inquietudes, estas dudas y estas ganas de atreverme. @Persons, Compañía Baal, Danza en Comunidad, Adrián, Nuria, Chocolate remix Ira Rap, Salitre y anónimxs que ni siquiera saben que me inspiran.


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Queridxs usuarixs de p ll s








Empiezo a estar un poco cansada de explicarle a personas de más de treinta y cinco años por qué tener sexo con condón.

¿Hace falta de verdad seguir enumerando las razones? Por higiene, por prevención de enfermedades y embarazo, porque no nos conocemos demasiado, porque tenemos sexo con varias personas...

Cuando hice este fanzine, de factura rápida y a mano, fotocopiado, lo hice en respuesta a una charla entre amigas en la que nos sinceramos acerca de las razones que se alegan para meterla sin protección: yo estoy sanx, tengo hecha la vasectomía, es que no sé hacerlo con condón, es que así no se me levanta, no tengo, no es de mi talla, nunca lo he necesitado (¿en serio?) no me gusta...

El momento del encuentro sexual entre dos personas en el que acercan sus genitales, desnudas o no, supone un espacio de indefensión, basta un empujón "casual" para que el pene entre sin protección en el agujero, la confianza en muchos casos es frágil, sobre todo si no se conoce demasiado a la otra parte.

Algunas mujeres me han confesado que han perdido relaciones por negarse a mantener sexo sin preservativo, otras, en cambio, me han confesado haber tenido mucha "suerte" porque han hecho verdaderas burradas y afortunadamente no les ha pasado nada.
Un hombre me dijo que en su mundo, el condón brillaba por su ausencia y que eso era difícil de cambiar. Su mundo.

En mi caso personal, me han llegado a llamar mojigata por insinuar el uso de la gomita ante una inminente relación sexual. Suma y sigue.


En otro orden de cosas está el conocimiento que algunas personas con pene tienen sobre sí mismas. Digo yo que quién mejor que unx mismx para saber qué marca y qué talla le va mejor a su aparato ¿no?. Es normal que si te calzas lo primero que encuentras o te dan, en forma de envoltorio de látex, no siempre resulte cómodo y útil.

Si yo con mi vulva y mi vagina elijo la marca de compresas, de tampones, la copa menstrual y hasta mis bragas en función de mi anatomía y mi comodidad, entiendo que otras anatomías deberían saber lo que les va mejor. Y más tratándose de placer. 

Mientras tanto, entre una cosa y otra, sigo imaginando (¿Existen?) a personas con pene experimentando a solas con distintas marcas de preservativos, masturbándose con ellos puestos para saber si les aprieta o si les deja margen de maniobra, descubriendo si les modifica la erección o les ayuda a mantenerla. Las imagino invirtiendo en adquirir marcas y lubricantes que les permitan jugar y probar lo que mejor les estimula y con lo que mejor pueden compartirse luego. 

Y una vez hallado el condón que marida perfectamente con su órgano, las imagino comprándolos en cajas de doce o de veinticuatro para que no les falten en los momentos de goce y para que la apuesta de meterla no esté supeditada a una sola unidad sino que, por el contrario, dispongan de lo que necesiten para esas subidas y bajadas que se dan en el juego erótico, porque ya se sabe que no todo es meterla y correrse, a veces es meterla, empujar, descansar, volverla a meter, no meterla, que te la metan... pero eso es ya otra historia.

He de decir que, visto lo visto, he añadido a mi lista de estímulos eróticos, la de aquellas personas con polla que saben manejarla dentro de un preservativo, penes erectos recubiertos de suave látex a los que la idea de verse enfundados no les modifican las ganas ni el empuje, miembros anclados a personas con la cabeza en su sitio que se cuidan a sí mismas para poder cuidar a las personas con las que follan, con conocimiento de lubricantes y zonas erógenas fuera del circuito corporal habitual.

Personas que no tengan la necesidad de someter a otras a la presión del déjame entrar solo la puntita, que como sabemos, es siempre mentira, porque nos gusta follar y a nadie le gusta quedarse a medias.

De nada vale que nos regalen condones a puñados en las fiestas o que hayan máquinas disponibles en los baños si al final no estamos acostumbradxs a usarlos o si no se adaptan a nuestras partes, a ver cómo le explicamos a una persona adolescente que se masturbe con el preservativo puesto para que aprenda. Se me está ocurriendo crear una caja-test que sirva para diez masturbaciones mientras investigamos marcas y medidas. Puede que se ponga de moda.


lunes, 30 de julio de 2018

Una gota










Una gota de amor en verano
resbala por la piel
cuando el calor 

aprieta

en la hora previa
a la siesta

Una gota
    calor
amor
                      verano

Lo llaman calor
pero en realidad
es palabra
que exuda
 
empapa
y acaricia

una gota
                        una sola

Si la acaricias...
                              la tocas...
   la detienes...
la contienes...
la interceptas
eso es

                                                   la interceptas
aproximando la yema de un dedo
se evapora
exhalando un suspiro
hasta 

desaparecer

Una gota bailona
dominguera
y loca
                    loca
               loca
                          loca
               loca
en verano
en la solana
en el mediodía
bullicioso
ardiente
y en las olas de la playa  


                      una gota
 una gota
            una gota
                                                   una gota
                                      una gota
     unagotaunagotaunaunagotaunagotaunaunagotaunagotaunaunagotaunagotauna

una gota
                       una gota

una gota


ésa 
          gota



alegre
y resbalona 

efímera y
transparente

Una gota de amor en verano
asomada al mundo
para aproximar los besos
... 
Hace calor
Ahora
resbala por la piel
YA

siesta
gota
amor
verano
un cuento
un poema
                                               (un orgasmo)



Ana Martín
Texto escrito y editado en fanzine fotocopiado
en 15'

julio 2018

domingo, 15 de julio de 2018

En Lavapiés el sábado 21 de julio. Madrid

Este mes de julio voy con WOLFHOOD hasta Madrid.
Será en una espacio que se me antoja acogedor y maravilloso, pues aún no lo he pisado.
Eva se ha mostrado encantadora y correo va, correo viene, hemos acordado hacer esto juntas; nosotras y el resto de su equipo, claro.
Me dicen que Madrid en julio no es muy cómoda pero cuando hay ganas se hace lo que se tiene que hacer así que me pondré el ventilador, los vermús y el agua donde haga falta y allí que voy con muchas muchas ganas.

Como en anteriores ediciones, crearemos un Cuento de Artista a partir de diversas técnicas, papeles y textos aldededor del cuento de Caperucita Roja, reinterpertándolo, diseccionándolo y construyendo nuevas versiones. Una iniciación a la autoedición.


Puedes curiosear el local de La Fosforita aquí:

https://www.facebook.com/fosforitamadrid/

Puedes darle asistiré al evento para que puedas seguirlo incluso si no vienes:
https://www.facebook.com/events/1768268906595816/

Y puedes seguir el álbum de fotos en la página de Facebook de Horcajada Acción Edición Reacción
https://www.facebook.com/artistanamartin/

El álbum
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.2081076912153737.1073741853.1667793790148720&type=1&l=3276ebcd30

Bubbles & Googles

4 piezas para una exposición colectiva. Atelier & Co. La Laguna. Tenerife. Julio 2018.



El mar omnipresente
en isla rodeada,
                creando burbujas de sal
                para cubrir mi piel.
Flotar,
fluida la palabra
en boca llena de agua,
                                               soy isla, agua y palabra.

PD. La gata Nutella va detrás de los peces...


lunes, 9 de julio de 2018

Deseos corporales

Inicio de la sesión

Se me han juntado varios deseos. Por un lado, un deseo corporal intenso que me lleva a moverme continuamente, lejos de la silla y la mesa y por otro, un deseo voraz de cañas y vinos al atardecer que inevitablemente llevan a mi mente a estados flexibles no siempre dispuestos a seguir trabajando.
También la inspiración y la motivación vibran en tantos registros que resulta difícil centrar la atención y el pincel en una sola cosa.

La vida me pide cuerpo y escritura y el trabajo me pide disciplina y tablero.

Supongo que es cuestión de determinación, por eso esta noche decidí echar fuera todas las pequeñas distracciones y acabar el material de una exposición colectiva.
Una sesión íntima con cerveza artesana, parmesano, tomates y pan fresco de semillas en la que las estrellas me alcanzaron trabajando.

He aquí alguna respuesta a cómo lo hago. Lo hago descartando otras posibilidades.
Hoy descarté unas cosas y algo de sueño y me permití otras, como bajar caminando a la playa y nadar un ratito. A modo de inspiración. A base de trabajo y planificación.

En unos días, el mar que imagino junto a otrxs artistas.


Trabajo terminado

domingo, 1 de abril de 2018

Canción de cuna para el primer mundo

Taller on fire para "Tags"
Está a punto de ver la luz la próxima acción. 
Otro viaje más en el que me embarqué entremedio de otras intenciones. 

Creo que son viajes que te asaltan sin planes previos, que retrasan los pactos y compromisos personales que estaban sobre la mesa del estudio, pero son viajes necesarios que enriquecen lo que vendrá después.

La propuesta llegó desde Ecléctico Café y antes de darme cuenta ya había dicho que sí porque se estableció una conexión con una idea que llevaba más de tres años en una caja, mudanza incluida.

Una acción en tres dimensiones físicas que suman a escribir y dibujar, el hecho de hacer una secuencia de ruidos para la pieza, trabajar con una persona para que la ponga en escena y ser parte de un equipo o incluso de una familia.

Son muchas las personas que me hicieron llegar las etiquetas de lo que compraban para participar en algo que ni yo sabía muy bien qué iba a ser y es gracias a ellas que esta pieza está hecha.

Sirva como adelanto el texto que acompaña al viaje, palabras encadenadas.




Canción de cuna para el primer mundo



El peso del mundo se reparte en forma de etiquetas.

Las etiquetas tienen agujeros.


Un agujero en el estómago puede ser síntoma de hambre o de muerte.


La muerte sobreviene a veces en forma de ausencia de ideas.


Vivir de acuerdo a determinadas ideas no siempre es fácil.


Qué fácil es mirar a otro lado amparándose en la propia supervivencia.


La supervivencia (del primer mundo) consiste en evitar los agujeros.


Hacer agujeros durante 13 horas al día, 7 días a la semana no es divertido.


Parece divertido ir de rebajas. Hay a quien no le gusta.


¿Importa mucho en verdad a quién le gusta tu ropa?.


Tender la ropa es parte de la vida y el autocuidado.


El autocuidado no existe en todos los mundos, simplemente no cabe.


Cabe, con, contra, sin.


Sin vida. Sin mundo.

Por un mundo sin etiquetas.


Porque las etiquetas te ponen en un lugar determinado.


Lo que está determinado por el poder, es ley.


La ley de la oferta y la demanda forma parte de éste, nuestro primer mundo.


El mundo está cambiando pero de nada sirve si no lo sabemos.


Lo sabemos y nos miramos.


Miramos a otro lado también.


También yo.


Yo soy una etiqueta.



Inauguramos el viernes 6 de abril a las 19:00 horas
Puedes seguir este proyecto colectivo aquí

https://www.facebook.com/events/180689422561878/